María es una madre devastada por un trágico suceso: la reciente muerte de su hijo Oliver. Tras pasar por uno de los peores momentos de su vida, la protagonista intenta superar esta ausencia mediante el apoyo de su marido y su hija Lucy, hasta que un día se entera de algo que lo cambiará todo. María descubre que existe un misterioso ritual que le permitiría despedirse de su pequeño al contactar con el mundo de los muertos. Sin dudar, comienza a realizarlo y abre una puerta que dejará que el espíritu de su hijo se traslade al mundo de los vivos. Lo que era un inocente intento de contactar con Oliver se convierte en verdadero infierno por intentar salvar el alma del mismo.
¿Por que cuando sabemos que una acción tan simple Como abrir una puerta nos puede traer los momentos mas aterradores de nuestra vida, lo hacemos? en esta película vemos como una madre amorosa, traumada por una muerte bastante triste e inesperada, es capaz de hacer lo que sea posible para sentir una vez más la presencia de su hijo.
Johannes Roberts, a través de un guión escrito por él mismo junto al catalán Ernest Riera, nos narra con muy buen ritmo, algo que hemos podido degustar en innumerables ocasiones en el mundo del cine sin hacer que la misma pierda su toque de originalidad.
Aunque el otro lado de la puerta es la típica película de terror, con sus numerosos quichés y sus innumerables y casi siempre inútiles esfuerzos por asustar y adentrar en el suspense a la audiencia, tiene ese entrecruce cultural qué le da cierta sazón. Aunque tristemente se denota algo sosa en la descripción de la India.
La parte interpretativa es bastante interesante. Los actores lo hacen realmente bien. Empezaremos por Sarah Wayne Callies en el papel de María, la angustiada madre. Otra que lo borda es Sofia Rosinsky en el papel de Lucy, la otra hija del matrimonio. En papeles menores, pero no exentos de importancia tenemos a Jeremy Sisto, como padre, y a Suchitra Pillay como la enigmática Piki.
Excelente banda sonora, obra de Joseph Bisara, un maestro en la materia, no en vano ya nos deleitó, por destacar algunos, en los tres films que componen la saga Insidious, en Expediente Waren y Annabelle.
Es raro, porque aunque la película no logra un sobresalto memorable durante buena parte de la misma y no logra hacer aterradora o siquiera convincente la gran obsesión de la madre. Es una película bastante entretenida y que sin duda se te hará corta, con un final que aunque quizá te deje “iniciado” es justo y coherente con el desarrollo de la misma.
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